Pasamos un tercio del día durmiendo, esto son 14400 minutos al mes, se puede decir que la calidad de nuestra cama debe ser indiscutible, durmiendo es cuando recargamos las pilas y nos preparamos para afrontar el día siguiente, un buen descanso es fundamental para un buen rendimiento durante el día, por este motivo debemos tener nuestro colchón siempre en buenas condiciones. Es cierto que no tiene una fecha de caducidad exacto, pero si deberíamos cambiarlo como máximo cada 10 años.
Existen varias señales que nos pueden alertar de que nuestro colchón debe ser remplazado para que nosotros ganemos en calidad de vida, como por ejemplo observar manchas o arrugas en la parte superior del colchón, levantarnos con dolores cervicales o de espalda, descubrir que dormimos mejor en una cama que no es la nuestra (en la de un hotel, familiares, amigos…). Si detectas alguna de estas características, sin duda, debes cambiar de colchón.
Los que mejor cumplen el plazo de cambio de colchón son países como Austria o los Países Bajos, ya que le dan mucha importancia a un buen descanso, sin embargo, en España de media según la Asociación Española de la Cama, alargamos la vida de nuestro colchón entre 12 y 13 años, aunque no somos los que más ya que en Argentina le dan al colchón una durabilidad de más de 15 años.
Debemos tomar muy en serio la calidad de descanso que le ofrecemos a nuestro cuerpo y ser concites de que con el paso del tiempo los componentes de nuestro equipo de descanso irán perdiendo calidad y pasados los 10 años el colchón dejará de ser saludable afectando incluso negativamente a nuestra salud.
